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La reedición de una obra que hace mucho que no se publica pone nuevamente en el candelero a su autor, sobre todo si el tiempo fue generando la ingratitud que el olvido impone a las cosas. “La felicidad”, libro de cuentos de Isidoro Blaisten, inicialmente publicado por Editorial Galerna, se ha vuelto a editar con los cuentos que habían formado parte del libro inicial.

“La felicidad” era el primer libro de cuentos que publicaba Blaisten en 1969 cuando Galerna era dirigida por Guillermo Schavelzon, y éste decidió publicarla conjuntamente con otros cuatro libros de cuentos, “El dependiente y otros cuentos” de Zuhair Jury (el hermano de Leonardo Favio y guionista de varias de sus obras maestras); “Repetirás tu juego” de César Ulises Guiñazú; “De tierra y escapularios” de Héctor Lastra y “El último de los onas” de Juan Carlos Martini. Salvo Lastra, todos eran jóvenes autores que nunca habían publicado cuentos.


Schavelzon, por su parte, más adelante fue un editor importante en Alfaguara y Planeta y se convirtió en el representante de los principales autores argentinos;  autor a su vez de “El enigma del oficio”, interesante libro de memorias en las que Schavelzon cuenta su relación con Piglia, Bioy Casares, Cortázar, Beatriz Guido, entre otros escritores. 

La Felicidad

Volviendo a Isidoro Blaisten, que este año hubiese cumplido noventa, nació en Colonia Walter Moss cercano a la ciudad de Concordia en enero de 1933, hijo de colonos judíos y a los pocos años la familia se asienta en Buenos Aires. En la zona de Boedo y San Juan, para ser más preciso, ámbito que recrea Blaisten en algunos de sus cuentos.


En su momento algunos de los cuentos de “La felicidad” fueron destacados por los críticos literarios de publicaciones como Confirmado, Raíces y Extra. Por otra parte, el cuento “Tonini” recibió el Primer Premio de Cuento de la revista Hoy en la cultura y en 1968 con “El tío Facundo”, “Los tarmas” y “La felicidad” (tres de los cuentos del libro), Blaisten obtuvo el Primero, Segundo y Tercer Premio del Concurso Latinoamericano de Cuento de la revista “El escarabajo de oro”. Cabe acotar que el jurado estaba compuesto por Beatriz Guido, Dalmiro Sáenz, Humberto Constantini y Alberto Rodriguez Muñoz, además del prestigio innegable que tal publicación, dirigida por Abelardo Castillo, tenía en el universo de las artes y las letras argentinas y latinoamericanas.

En el número 40 de “El Escarabajo de oro” en Octubre de 1969  Liliana Heker, a propósito de “La Felicidad” decía: “El disparate irrumpe desaforadamente en las primeras páginas de “La felicidad”, a partir de ahí, “está”. Es la corriente esencial (vivificadora) que atraviesa todo el libro: desarticula el juicioso universo de las Frases Hechas (…) el absurdo, pues, entra naturalmente en la realidad cotidiana: como en la vida (…) “La felicidad”, pues, más que una paz, es un estado de permanente angustia (…) La rebelión del personaje en el último renglón del último cuento (El remate, a mi juicio, el mejor), es algo más que un hermoso final. Es una opción, un acto deliberado para elegir contra todos, la locura, un desafío que se verifica en todas las historias insólitas de este libro”.

El escarabajo de oro

Isidoro Blaisten fue un autor que se caracterizó con un humor sarcástico y una prosa cálida y próxima. Jugó incluso con su apellido. Nacido Blaistein, lo cambió por Blaisten, y en algunas ocasiones utilizó el Blastein. Su obra, comenzó con “Sucedió en la lluvia” en 1965, libro de poesía con el que consiguió el premio del Fondo Nacional de las Artes. Planteaba, desde una versión paródica al hombre inmerso en una sociedad conflictiva en procura de un humanismo huidizo, sobreviviendo en medio de un capitalismo alienante. Hablaba de dos realidades, “lo que nos sucede a nosotros es paralelo a lo que le acontece a otro”, por ello, afirmaba, “en la vida, el humor y el dolor cumplen su inesperado destino”.

Publicó una sola novela, “Voces en la noche” en 2004, su último trabajo, ya que falleció el 28 de agosto de ese año, pero su prestigio lo consolidó con libros de cuentos como “Dublín al sur” en 1980, “Cerrado por melancolía” en 1982 y “Carroza y reina” en 1986, entre otros. En los dos primeros nombrados, los acontecimientos eluden la normalidad y se tornan paradójicos. Creó un realismo que exterioriza grados de perturbación derivados de una deshumanización social a la que Blaisten la matiza con el absurdo, que le imprime cierta dosis de resistencia. Incursionó también con ensayos, artículos, reflexiones y recuerdos en “Anticonferencias”, sobre las cuales Juan Sasturain ha dicho que “pretenden la irreverencia: no son conferencias sino lo contrario o, al menos, una forma especial de ellas marcada por la informalidad, el humor, la sorpresa” en 1983 y “Cuando éramos felices” en 1992. Obtuvo dos Premios Konex de Platino en la categoría de Cuento en 1994 y 2004 y fue miembro de la Academia Argentina de Letras desde 2001 y miembro correspondiente de la Real Academia Española.

Blaisten reconocía su admiración por Antonio Di Benedetto, Manuel Mujica Lainez, Adolfo Bioy Casares y rescataba como los máximos exponentes del cuento argentino a Jorge Luis Borges y Julio Cortázar. También a Ernest Hemingway, Anton Chéjov, Saki y Ryonosuke Akutagawa. Fue un estoico librero en el fondo de una galería en San Juan y Boedo, tal como cuenta en “El establecimiento”. Admiraba el cine de Western. Por otra parte, fue el autor del guión, conjuntamente con Juan José Jusid de “Espérame mucho”, película de 1983, en que Jusid recreaba su infancia y la que contó con las actuaciones de Victor Laplace, Alicia Bruzzo, Villanueva Cosse y Alberto Segado, estrenada en los últimos meses del gobierno militar y que también fue objeto de censura.

Vida en obra – José Luis Pereyra


José Luis Pereyra, nacido en Gualeguaychú, publicó la primera biografía de Isidoro Blaisten, “Vida en obra”, que en 2015 obtuvo el Premio Fray Mocho en la categoría Ensayo.

Blaisten fue reconocido por el diario El País como uno de los mejores cuentistas de su generación, el más leído y popular después de Borges y Cortázar;  por Le nouvel Observateur como el que pertenece a esa vena de cuentistas del absurdo que, entre dos carcajadas o dos escalofríos no hace comprender todos los matices del espectro de la vida. 


Con fina y sabia observación, Blaisten en su discurso académico decía “Quizás, algún día, en este país, se alcance la buenaventura. Será el día en que los gobiernos se den cuenta de que pasarán los funcionarios, las crisis y las furias, y lo único que perdurará en la memoria unánime de la gente será lo que dijeron los poetas y lo que escribieron los escritores”. Así sea.