En junio de 1942, el ejército alemán llega a la ciudad soviética de Stalingrado (hoy, Volvogrado), comienza la Batalla que en la historia, lleva el nombre de esa ciudad, que duraría hasta Febrero del año siguiente y que por su crueldad y planteos estratégicos con notable capacidad de resistencia, sería el comienzo del fin del avance de los nazis en territorios ajenos.
Naturalmente, en gran parte de Europa y en otras latitudes se desarrollaba la Segunda Guerra Mundial, que desde hacía más de 3 años, enlutaba familias, generaba persecuciones y se transformaba en la más cruenta y dolorosa de todas las sobrevenidas hasta ese entonces.-
En ese marco de destrucción, irracionalidad, delirios y ambiciones extravagantes; un argelino, hijo de padre francés que había recalado en Argelia, país dominado entonces por Francia y muerto prematuramente y madre nacida en esa región del Norte de África, de ascendencia española, analfabeta y recluida en su casa, publicaba su primera novela.-
Albert Camus, había transitado una infancia pobre, en un hogar humilde, con muchas privaciones, se interesó en cultivarse intelectualmente, obtuvo una beca para estudiar y gozaba de practicar deportes. (Conocido es su afición por el futbol y su desempeño como arquero. De allí también surge su consideración respecto a que todo lo que sabía de moral, lo había aprendido en una cancha de fútbol). Con 31 años, daba a conocer “El Extranjero”, historia de una madre, una muerte y un culpable que no se reconoce como tal, y que se muestra apático y aparentemente ajeno, impasible, indiferente a los demás e incluso a si mismo.-
No es casual que Camus desarrolle un personaje con esa falta de sentido frente a la vida y una latente incomprensión del significado de la existencia. El personaje de la historia, un hombre, indiferente, en un tiempo en que la tragedia de la guerra sobrevolaba, le permite al autor demostrar la angustia a que está sometido el ser humano; la dificultad permanente para definir su propio destino. Hechos que acrecientan la debilidad de una esperanza radicada en fe o creencias y expectativas sobrenaturales.-
El autor radica su visión en la importancia del hombre, en sus incógnitas, dudas y conflictos; pero, en ningún caso, esa posición valorativa, hace prevalecer el individualismo por sobre la sociedad.
Es uno de los padres de la literatura del absurdo, como Becket es el gran creador del teatro del absurdo y Camus en esta obra y en posteriores, focaliza al hombre como centro en el desarrollo de las ideas, fortaleciendo el valor del ser humano por sobre la imposición de líneas filosóficas o religiosas.-
Es la sinrazón que tan bien diseña Camus la que perdura. Y su voz seguirá siendo incomprendida. La alzaba frente a la violencia y la intolerancia. Frente a las agresiones y las dominaciones.-
Hoy, más allá del impacto mediático que se genera alrededor del conflicto entre Rusia y Ucrania, hay otros 16 conflictos que se dirimen bélicamente, sin respetar la importancia, el valor y la trascendencia del hombre; pero, además, (en todas las latitudes) se desenvuelve un progresivo crecimiento del egoísmo agresivo y destructor, que mata con la misma seguridad y determinación que los espasmos guerreros, hundiendo a enormes universos de sometidos a la privación del alimento, la educación y al acceso de derechos mínimos civiles y sociales.-
Incluso en ese mismo proyecto de desconocimiento de la existencia y entelequia del otro, se mantiene la arbitrariedad que desemboca en el absurdo de sociedades que prohíjan ideas y posturas que atentan contra la misma sociedad, bajo la figura (disimulada o no tanto) de avanzar sobre el Estado, imputando a éste como el causante de los males que distraen al interés individual, exacerbado en este caso, hasta el máximo del individualismo, la egolatría, el narcisismo, propugnando un aislamiento ambicioso en fortalecer un materialismo inmanente.-
Camus, ganador del Premio Nobel de Literatura, intelectual y galán, con un porte físico que lo semejaba a Humphrey Bogart, atractivo para mujeres bellas de la época, como María Casares, con quien mantuvo un recordado romance; contemporáneo tanto de Jean-Paul Sartre (con quien mantuvo acercamientos y distancias significativas) como de Edith Piaf, la voz más emblemática de Francia, dejó obras de notable valor, pero esencialmente, es inescindible la obra de Camus del humanismo. Descree de toda idea, filosofía, religión o corriente del pensamiento que se aparte de ello. Vale recordar las definiciones y posiciones que exteriorizó en “El hombre rebelde”, su excelsa obra sobre la rebeldía y el valor del criterio por sobre las imposiciones.-
“Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé”, así comienza el libro que introdujo a Albert Camus en el Olimpo de los grandes creadores. “El extranjero”. Un texto breve, a la vez que potente y decisivo. Un inicio a las reflexiones profundas. Un desafío al optimismo ingenuo. Un rescate de la condición humana y el valor individual del hombre en la vida colectiva.-