Clarisa Navas es una joven guionista y directora de cine. Nació el 10 de octubre de 1989 en Corrientes. Egresada como licenciada en Artes Audiovisuales de la Universidad Nacional de las Artes (UNA) de Buenos Aires y además de su actividad como cineasta, es docente en la escuela de cine ENERC en Formosa y en la Universidad Nacional de Nordeste (UNNE).
Hace un cine a partir del territorio, con el foco en el afecto, el derecho al deseo y el respeto por el propio cuerpo y la diversidad sexual, apartándose del conservadurismo y el costumbrismo de sociedades patriarcales.
Recurre a actores y actrices no profesionales e incursiona en temáticas como el fútbol femenino, las mujeres en las fronteras y la realidad de su propio barrio en Corrientes. Actualmente está filmando “El príncipe de Nanawa” en la frontera con Paraguay.
GL – ¿Cómo llega el cine a tu vida?
CN – Llega de una manera bastante particular. Derivado de la práctica y del juego, porque mi papá había comprado una camarita cuando éramos chicas y entonces con mi hermana, nos apoderamos de esa cámara y empezamos a hacer cortos, desfiles de modas, noticieros, cosas que veíamos y a la vez después la re significábamos. A eso se sumaron mis dos mejores amigos, de la vuelta de mi casa. Entonces empezamos a crear mundos muy propios, donde podíamos ser lo que queríamos ser en ese momento; lo hacíamos los fines de semana y después yo me ponía a editar con una casetera, con un VHS, desde la cámara. Era un poco complicado, pero sí, empieza desde ese lugar, muy lúdico y desde una creación muy colectiva, como una manera de estar con mis amigos y con mi hermana, a la vez que también me gustaba mucho alquilar películas.
GL – ¿Tenés directores/directoras referentes y a quienes consideras como maestros/maestras?
CN – Los referentes fueron variando a lo largo de la vida. Hay muchas películas que actualmente me gustan y la obra de algunos directores y directoras que sigo de cerca. Recuerdo que cuando era chica fue bastante fundamental el encuentro con la obra de Almodóvar. Yo alquilaba películas en un videoclub cerca de mi casa y descubrir, de pronto, toda esa filmografía fue muy importante para mí en ese momento y también era un punto de reunión con mis amigos, de juntarnos a ver, fue muy potente. Y luego cuando ya iba a estudiar cine, me acuerdo que hice un relevo de mujeres directoras que no fueran de Buenos Aires y que habían logrado hacer cine y eso era como una pregunta que me rondaba bastante y bueno, ya ahí me gustaban mucho las películas de Lucrecia (Martel), fui descubriendo las películas de Celina Murga que era de Entre Ríos y un antecedente cercano de haber logrado hacer cine. También fue importante un encuentro potente de la vida, la película “Cuchillo de palo” de Renate Costa (Perdomo) de Paraguay, una directora que se fue muy joven, hace poquito. El encuentro con “Cuchillo de palo”, cuando era el primer o segundo año en que yo estudiaba, fue algo muy revelador para mí.
GL – ¿Elaboras tus películas a partir del territorio?
CN – Mis películas siempre tienen que ver con un estar situado, con una relación directa con el territorio, con lo contextual, con la cotidianeidad, con mundos que me son muy cercanos. A partir de allí, se van armando y creo mucho en esa manera de hacer porque siento que también me lleva a lugares de indagación y de exploración que producen todo el tiempo un pensamiento sobre la vida y sobre lo cercano.
GL – Tus películas se desarrollan en barrios populares. ¿Consideras que es una forma de visibilizar las condiciones en que las clases medias bajas viven?
CN – Sí, creo que el trabajo en barrios populares es una manera de acercamiento o también de trabajar en lugares o zonas que muchas veces han sido narrados por personas provenientes de otras clases y con actores o actrices que no pertenecen allí. Entonces creo en un trabajo desde el lugar, desde estos barrios con sus problemáticas y los afectos y deseos de sus habitantes y finalmente con los sucesos que ahí ocurren. Es una manera más cercana, quizás, de acceder y finalmente abrir a la imaginación también en estos lugares. Cuando miraba películas que pretendían representar cierta clase o cierto barrio siempre sentí una gran ausencia o distancia o carencia, inclusive de imágenes y sonidos que fueran más cercanos a esa manera o a lo que yo experimentaba también viviendo en un barrio. Entonces creo que las películas que ahora hacemos con mis amigas y amigos pasan por esa experiencia que suceden muy adentro de estos barrios.
GL – ¿Te ocasionó inconvenientes haber contado una historia como “Las mil y una” que se desarrolla en el barrio de tu infancia y juventud?
CN – Al inicio fue difícil de filmar en el barrio porque estaban mi mamá y mi papá y muchos vecinos, vecinas, conocidas, amigos. Era bastante particular desplegar un set de filmación y no sentir que estaba interfiriendo en el barrio, en el tránsito cotidiano y también había mucha intriga sobre qué era la película y los lugares tienen carencia de representación cuando viene una película y encima si es ficción. Qué tan real, qué va a decir, qué va a hacer, entonces entra un ámbito, un terreno de disputa sobre lo que es real y “Las mil y una” es una película de ficción que se alejaba de ciertos clichés donde se podría haber caído para representar un barrio como es “Las mil”. Después, cuando la película ya se estrenó vinieron muchos comentarios encontrados, mucha gente que estaba muy a favor y otra que estaba en contra o que estaba ofendida, porque entendía que esa no era la idea de Corrientes que querían que se muestre. Fue interesante para mí todo lo que produjo en cuanto a debate y en cuanto a opiniones cruzadas en ese tiempo que la película se estrenó. Creo que muchas veces el cine pasa, o resbala, o pasa muy por el costado, no llega porque se vuelve muy elitista y en el caso de “Las mil y una” no fue así. Fue un aterrizaje en el barrio y eso movió mucho y generó muchos debates y preguntas y eso fue muy positivo.
GL – ¿Crees que la periferia y las condiciones económicas desfavorables condicionan la expresión de los sentimientos y dificultan la posibilidad de exteriorizar la elección de identidad y las diversidades sexuales de sus habitantes?
CN – Creo que no pasa por una cuestión de clase lo de los sentimientos o la posibilidad de la construcción de identidad disidente. En todas las clases hay opresión, quizás sí, en clases más bajas se le suman un montón de otros agravantes y las cosas se pueden extremar mucho más pero no creo que en sí haya una dificultad, por ejemplo en mi película “Hay partido a las 3” es un universo de chicas que juegan al fútbol y nadie es de una clase muy privilegiada ahí, sin embargo la libertad que fluye y el ejercicio del deseo es muy particular. Por eso, sí, creo que hay muchos agravantes, no?, al haber menos privilegios pero no creo que los sentimientos en sí estén condicionados.
GL – ¿Están dadas las condiciones sociales en Argentina para que se respete la elección de identidad? ¿Crees que existen diferencias estigmatizantes en las provincias?
CN – Creo que es muy complicado respecto si están dadas las condiciones en Argentina, porque si bien hay un marco de leyes y ampliación de derechos que ha sido grande en los últimos años, eso no llega a garantizar que las condiciones de vida de las personas disidentes o de los cuerpos (pienso en las personas trans) si no fuera por un cupo laboral forzado, no consiguen trabajo. Entonces, hay cosas que aparentan ciertos avances, pero hoy en día con las amenazas que estamos viviendo y con todo este fascismo inminente que se viene y todos los discursos de derecha e ideas recalcitrantes que han vuelto o bien, que siempre estuvieron, pero estaban como agazapadas esperando, saltan y revela que el pensamiento y la amplitud no ha avanzado nada, o en muchos sectores no ha avanzado. Al contrario, hay un odio muy grande. Eso es muy tremendo, para pensar, en estos tiempos. Por otra parte, creo que no es lo mismo ser gay en Palermo, en Buenos Aires, que serlo en un barrio en Corrientes y hay un montón de condicionantes allí que oprimen de modo diferente. Hoy es un momento de muchísima incertidumbre. La vida de muchas personas se siente amenazada.
GL – ¿Cómo abordas un proyecto? ¿Hay algo que prevalezca en ello? ¿Cómo elegís los actores y las actrices?
CN – Las formas de abordar un proyecto son únicas, en cuanto a la materia con la que esté trabajando, la historia, el universo. A mí no me sirve repetir procedimientos, sino más bien encontrarlos. Cada película tiene que encontrar un cuerpo que la abrace y construir ese cuerpo con otras personas. Cada experiencia es única como así también cada actor, cada actriz tiene su proceso, su manera de trabajo y eso, para mí, se va descubriendo en procesos largos, de muchos encuentros previos, antes de grabar; muchos ensayos y también de búsqueda de confianza grupal. En ese sentido, yo trabajo junto a mis amigos y amigas, del colectivo de cine Yaguapirú, que es el colectivo que conformamos hace más de 10 años en Corrientes, junto con una amiga de Paraguay. Tenemos una dinámica de trabajo que se propone trabajar también con las fragilidades de las personas, con los universos que cada uno trae, y eso lleva tiempo. Además, hemos re significado los castings, ya que siempre nos pareció violenta la habitual forma de realizar los castings, eso de servís o no servís, fueron modos que fuimos erradicando, para trabajar de otra manera y encontrarnos de otra forma con las personas que queremos que actúen en nuestras películas. Por otra parte, hay procesos que son diferentes, por ejemplo hace diez años que estamos haciendo una película en la frontera con Paraguay que parte de un encuentro muy casual con un niño que ya ahora es grande. Es una película que arrancó así, y significó viajar y estar y se forjó un vínculo muy fuerte. Esa película tal vez se vea el año que viene, pero se fue gestando de esa manera, a contracorriente de cualquier tiempo, de cualquier urgencia que dicta el mercado, la industria. Volviendo a los actores y actrices, busco que esas personas tengan algún tipo de experiencia cercana o que estén de un modo particular, que tengan una presencia, que puedan estar, es lo más difícil, dado que hoy en día, la gente hace como qué, pero no está presente. Es importante encontrar personas que estén dispuestas a eso y que tengan la disponibilidad para entregarse a procesos, es lo que buscamos, que tengan una experiencia particular de vida.
GL – ¿Cómo surgió la idea y cómo fue el proceso creativo de “Hoy partido a las 3”?
CN – La idea de “Hoy partido a las 3” surgió por estar muy cercana al universo del fútbol femenino. Yo jugaba desde chica al básquet, pero respecto al fútbol, siempre me pareció que había un mundo muy diferente a cualquier tipo de convención o estereotipo, de lo que se espera de las mujeres correntinas y/o chaqueñas, porque se hizo con chicas de ambas provincias. Para mí, en el fútbol había algo de pasión diferente, ese germen que tiene el fútbol por fuera del mercado, de la industria. Ese movimiento interno que te lleva a querer salir a jugar, a ilusionarte por una tarde, a querer ganar, eso para mí se toca muy cercano a la pasión en crudo. Eso me motivó a hacer la película. El proceso, también fue muy particular, porque eran chicas que nunca habían actuado, con vidas complicadas, tenían que trabajar mucho, entonces la dificultad de combinar con todas, al ser un elenco muy grande. Además, todas esas micro-relaciones que se daban en la cancha, se traían también al proceso de la película, de forma que lidiar con todas esas emocionalidades fue muy complejo, pero aprendí muchísimo y esa relación de estar todas juntas tirando para un mismo lado haciendo algo que nos motivaba mucho y ese estar colectivo, que no sucede frecuentemente en la vida, es inolvidable.
GL – ¿Te interesa plantear argumentos con foco en las relaciones de pareja, de familia?
CN – Más que el amor y la pareja, me interesa el amor. Y en ese sentido, es un acontecimiento que necesariamente nos pasa a todas las personas por haber nacido y eso es algo que me inquieta mucho y sobre todo la forma de organizar el amor que tiene la sociedad mediante instituciones como la familia o la pareja. En ese sentido aparece justamente que esas son las maneras más comunes de transitarlo. Me interesa la interrogación de esos modos y de qué manera puede existir el amor sin ser estrangulado.
GL – ¿Que percibís como necesidad formativa en los intercambios con tus alumnos?
CN – Una de las cosas que más percibo como necesidad de los estudiantes tiene que ver con el entusiasmo, creo que hay una gran crisis en ese sentido. Hay una forma apática de estar, de ser, cierta entrega al presente o al orden dado de las cosas. Por eso es una necesidad que algo despierte el entusiasmo. Por otro lado, la necesidad del pensamiento, que un pensamiento suceda, el ejercicio de pensar. Creo que es difícil porque nadie se quiere incomodar, además de las imágenes y los sonidos que se consumen; ese consumo excesivo de todo tipo de imágenes también lleva a un lugar de no inquietud, lleva a una lógica del impacto pero no al pensamiento. Hay necesidad de la incomodidad que genera el riesgo de pensar. En las Facultades de Cine es un misterio encontrar la forma que suceda el pensamiento, no el mero copiar y repetir. Y sobre todo hablando de cine, porque es un arte que puede producir el pensamiento.
GL – ¿Ves en riesgo la actividad audiovisual actualmente?
CN – Sí, creo que el sector está viviendo un momento muy crítico, que lo viene experimentando desde hace un tiempo, porque es muy difícil producir en Argentina, con una inflación tan grande. Siempre ha sido difícil pero en estos últimos años se ha hecho más complejo. Se necesita una ingeniería para manejar y hacer que el dinero pueda llegar a rendir. Pero la gran amenaza en estos momentos son los partidos de ultra derecha y sus amenazas del cierre del INCAA, sus políticas y también las formas que tienen de avivar cierto odio en la gente hacia el cine nacional. Me pregunto por qué sigue siendo tan atacado el cine a diferencia de otras artes y en ese sentido creo que es porque tiene un potencial, de forma tal que si es tan atacado también es por algo. Siento que más que nunca hay que defender y resistir, pero la incertidumbre es muy grande.
GL- ¿Es posible filmar en las provincias? ¿Cómo se financia un proyecto?
CN – Filmar en las provincias siempre fue una odisea. Con las leyes de cine que tienen algunas es un poco más fácil o ayuda un poco más a poder grabar. Hay provincias que en ese sentido funcionan muy bien, como el caso de Córdoba, Misiones; hace poco se aprobó la ley en Chaco. Cada provincia es un caso particular. Muchos de los proyectos que se filman tienen el financiamiento del INCAA, sino sería muy difícil poder hacerlos, sostener una estructura. No obstante, “Hoy partido a las 3” no ha tenido nada de financiamiento del INCAA. Fue con ayuda de Chaco y buena voluntad, de amigos y amigas y personas que aportaron para que pueda hacerse. Un trabajo muy a pulmón. “Las mil y una” fue diferente porque contó con el apoyo del INCAA y es una co-producción con Alemania. Hoy en día, se hace imperiosa la necesidad, sobre todo para la ficción, de trabajar con co-producciones, incluso con financiamiento de otros países para poder mitigar la cuestión de la inflación y los presupuestos siempre desactualizados. De toda forma, modelos hay tantos como películas, en ese sentido siempre es necesario inventar e imaginar modos porque las cosas cambian permanentemente.
GL – ¿Cómo han sido tus experiencias en los festivales de cine?
CN – La experiencia en festivales fue muy buena. Las dos películas tuvieron recorridos en muchos países y en ese sentido esos espacios o lo que representan los festivales, hoy día, que la gente no elige ir al cine dado que los hábitos de consumo cambiaron, entonces esos espacios son como ciertos oasis que todavía permiten ese encuentro con personas que también buscan otro tipo de cine u otro tipo de experiencia; esto de hablar con quienes han hecho las películas. Siempre permite la posibilidad de ir y establecer contacto, diálogos con las personas y conocer otros cineastas. Me han quedado muchos amigos y amigas de esas experiencias.
GL – ¿Cómo descubriste al protagonista de “El Príncipe Nanawa”?
CN – A Ángel, que es el protagonista de “El Príncipe Nanawa” lo conocí por azar. Yo estaba filmando una serie en diferentes fronteras que se llamaba “Mujeres entre fronteras” y estando en Clorinda, hay un puentecito que divide Clorinda de Nanawa; estábamos grabando en un mercado. Ese capítulo trataba de porqué las personas ya no enseñaban a sus hijos a hablar en guaraní y en ese momento apareció Ángel, que estaba jugando solo en ese mercado y se empezó a interesar mucho por el equipo, por la cámara, estaba curioso y en un momento preguntó si podía hablar y decir lo que pensaba. Cuando empezó a hablar y le pusimos el micrófono, fue increíble. De pronto, era un pequeño ser que se cuestionaba y se preguntaba por muchísimas cosas. Un niño con muchos sueños, con una sensibilidad muy particular. Se quedó toda la tarde conmigo, le enseñamos claqueta. Luego, me dijo que no me olvidara de él, que él no se iba a olvidar de mí y le prometí que iba a volver. Volví al año y allí comenzamos a hacer la película.
GL – El cine, o el arte en general, ¿puede hacer las sociedades más tolerantes?
CN – No sé si el cine o el arte pueden hacerlo. A veces se le pide mucho al arte. Es algo que a todo momento me pregunto, en qué esfera es su intervención. Qué es lo que puede hacer. A lo largo de mi vida me han pasado encuentros y experiencias donde sí, creo que algo se modifica a partir de una película. Es un momento de revelación de algo, de entender de otro modo las cosas y también de una posibilidad de conmoverse. Creo que estamos sobreinformados todo el tiempo y anestesiados de imágenes y cosas y de que nada sucede en la experiencia, que nada toca. Ahí sí, creo que el cine y el arte cuando produce un pensamiento, cuando hace sentir otra vez algo que estaba olvidado, adormecido, allí tal vez se dé la posibilidad de un cambio, una diferencia o de una amplitud de visión, de ensanchamiento de panorama. Esa sensación la tuve, al salir de ver una película veo de otro modo, hay algo que cambió y si eso sucede, si el cine cada tanto logra hacer suceder eso, no es poca cosa.
Trayectoria
Filmografía
- Hoy partido a las 3 (2017)
- Mujeres entre fronteras (Mini Serie de TV) (2017)
- Cultura escondida (corto) (2018)
- Las mil y una (2020)
- Rio atrevido (Serie) (2021)