Jorge Consiglio es un autor argentino, nacido en 1962, en Buenos Aires. Es licenciado en Letras en la UBA. Ha escrito cuentos, novelas y poesía. Su prosa es brillante, precisa y cálida. Las frases y diálogos que utiliza son reflejo de la cotidianeidad y sus personajes son simples, pero definidos. Sus relatos son cinematográficos.
Se involucra con los años oscuros de la dictadura en “Hospital Posadas”, el dolor que deja traslucir el relato se conjuga con la lucidez del texto. En “El bien” sus diálogos revelan lo imprescindible para comprender tanto su intimidad como sus propósitos en un lenguaje llano, omnisciente y definitorio. Su último libro, hasta el momento, “Sodio” aborda la realidad desde otra óptica. Juega con lo fantástico y, como afirma en el diálogo, “abre nuevos códigos simbólicos”.
Dicta talleres literarios, es un cultor del lenguaje prolijo y cuidado y sostiene que “la literatura es el fruto de una combinación entre el manejo de ciertos elementos técnicos y la más absoluta improvisación”.
Gustavo Labriola -¿Encontrás los temas de tus historias en la cotidianidad o en los recuerdos?
Jorge Consiglio – En mi caso, el germen de los relatos es siempre complejo. Hay cuestiones biográficas, asuntos cotidianos, recuerdos y, sobre todo, reformulaciones de lecturas y de películas que vi. Pongo un ejemplo para ser más claro. Cuando escribí el cuento “Diagonal Sur” la estructura del relato lo tomé del “El sur”, de Borges, incluso consigné algunos detalles para hacer un juego de alusiones, pero la trama la tomé de un acontecimiento cotidiano, algo que me había pasado a mí en una calle de Buenos Aires. Lo que quiero decir es que en una narración se mezcla todo: lo biográfico, los recuerdos, las anécdotas que nos contaron o escuchamos de casualidad y las historias (o los procedimientos) que tomamos prestadas de otras ficciones. Creo, al fin de cuentas, que la literatura, sobre todo, nace de la literatura.
Gustavo Labriola -¿A quienes reconocés como tus maestros?
Jorge Consiglio – Ante esta pregunta, solo queda ser arbitrario. Voy a nombrar algunas autoras y autores que fueron clave para mi formación, pero no sé si llamarlos maestros. Por supuesto que hay gente que admiro profundamente por la manera de escribir o de reflexionar, pero el ejercicio de la literatura tiene que ver con una especie de revelación personal. En otras palabras, uno ⎯con su curiosidad, con su afán, con su obstinación⎯ es su propio maestro. De todas maneras, hubo lecturas en mi vida que me cambiaron la mirada. Y la literatura, creo, es eso: una cuestión con la mirada. Una cuestión con la mirada y el ejercicio de ciertos procedimientos. Los interrogantes de la literatura son dos: qué narro y cómo lo narro. Pero vuelvo a tu pregunta. Gente de la que aprendí mucho: Borges, Piglia, Sarlo, los narradores y narradores del sur de EEUU, algunos minimalistas, Wislawa Szimborska, Gandolfo, la literatura de género, David Cronenberg, José Celestino Campusano, Ana Cagnoni, Yves Bonnefoy ⎯sobre todo un libro que se llama El territorio interior⎯, Pompeyo Audivert, Antonio Di Benedetto.
Gustavo Labriola -¿Cuál es tu metodología de trabajo?
Jorge Consiglio – Me levanto temprano y trabajo por la mañana. Me siento en la mesa frente a la computadora y trato de que las ideas me acompañen. Por lo general, escribo hasta el mediodía. En raras ocasiones, trabajo también por la tarde. Tengo siempre a mano algunos libros de autores que escriben en castellano para que me ayuden a encontrar el tono y la forma de lo que escribo. Es como si esos autores me ayudaran a afinar.
Gustavo Labriola – ¿Las musas, existen? ¿O importa el sudor?
Jorge Consiglio – Hay momentos en que las cosas salen con mayor facilidad que en otros. De todas formas, me parece que la escritura y la lectura es una cuestión de esfuerzo. Pero no es sólo esfuerzo. Uno no es buey y la literatura, un peso que arrastrar. Hay una erótica que se tiene que dar a la hora de escribir. Caso contrario, me parece, resuena en el texto ese voluntarismo ciego.
Gustavo Labriola -¿Cómo evalúas tus cuentos o novelas?
Jorge Consiglio – Cuando tengo una novela o un cuento terminado se lo muestro a alguien de confianza y espero su devolución. Son dos o tres personas cercanas. Ahora, tengo la fortuna de tener una editora que lee lo que escribo y me conoce desde que empecé con la literatura. Esas lecturas son clave para repensar los textos. A partir de esas miradas comienzo a reescribir, que, me parece, es un asunto fundamental en nuestro oficio.
Gustavo Labriola – ¿En los talleres literarios que coordinás, hay espacio para la improvisación?
Jorge Consiglio – La escritura creativa es improvisación más que cualquier otra cosa. Por supuesto que en los talleres trabajamos sobre cuestiones técnicas, pero los textos que producen los participantes son absolutamente personales (en ciertas ocasiones, estimulados por consignas). En el arte, en general, y en la literatura, en particular, hay muchos elementos que se pueden nombrar, pero muchos otros permanecen en absoluta oscuridad. Son puramente intuitivos. La literatura, me parece, es el fruto de una combinación entre el manejo de ciertos elementos técnicos y la más absoluta improvisación.
Gustavo Labriola -Tus relatos son certeramente escrupulosos, en el sentido de la atención y el esmero en la concreción de la frase. ¿Crees que los párrafos cortos y puntuados ayudan a precisar y concentrar la atención en el texto?
Jorge Consiglio – Escribo con oraciones cortas porque es lo que me pide el texto. Cada fondo necesita una forma y esa forma la proporciona la escritura misma. Creo que debemos escuchar el texto, la respiración que exige. Y esa respiración ⎯que marca un ritmo y un tono, igual que en la poesía⎯ se traduce a través de una estructura sintáctica determinada que, en mi caso, tiene que ver con el trabajo con los hiatos y las cesuras fuertes. Sin duda, este estilo debe generar ciertos efectos en los lectores, pero yo no estoy en condiciones de hablar por ellos. Podría arriesgar que estas estructuras breves facilitan la decodificación, pero hasta ahí llego.
Gustavo Labriola – Tus libros son muy cinematográficos. ¿Te entusiasma ver a tus personajes en la pantalla?
Jorge Consiglio – Qué bueno que pienses que son cinematográficos. Sí, me entusiasma, pero sobre todo me entusiasma escribir y que se difunda lo más posible lo que hago. En ese sentido, me entusiasma el cine. Para ser más claro, las películas manejan un tipo de discurso y la literatura, otro. Mi trabajo está centrado en escribir el mejor relato de ficción que pueda. Si se filma una película, la responsabilidad recae sobre el director. Ya es obra suya y no mía. Creo que, eventualmente, podría servir para difundir el texto y para ganar unos pesos extras que nunca vienen mal a un monotributista.
Gustavo Labriola – ¿Cuánto hay de Piglia en tus historias?
Jorge Consiglio – Más que en las historias propiamente dichas ⎯en los imaginarios, digamos⎯ la influencia de Ricardo Piglia se nota, creo, en la forma de pensar la literatura o, mejor dicho, a eso aspiro. Disfruto de toda la producción de Piglia, pero me parece que sus ensayos, sus entrevistas, sus diarios, sus intervenciones como editor de colecciones, resultan verdaderamente reveladores. Piglia funciona como un lente hermenéutico para todo el que se interese por la literatura. Además, en sus ficciones también hay incrustaciones ensayísticas que sirven para especular y armar sistemas reflexivos.
Gustavo Labriola -¿Te encontrás interpelado por optar entre abordar un cuento o una novela?
Jorge Consiglio – Por lo general, las historias que se me presentan últimamente son para narraciones largas. Hace mucho que no escribo cuentos, pero no me siento en falta por no hacerlo. La literatura es un espacio de libertad.
Gustavo Labriola – ¿Te ha pasado de escribir un cuento que se transformó en novela?
Jorge Consiglio – Sí. Hace muchos años, regresé de unas vacaciones con una idea en la cabeza. Yo creía que la iba a resolver en un cuento, pero estuve cinco años desarrollándola. Terminó en una novela muy larga que después fui acortando. Se llama El Bien y es la primera que escribí.
Gustavo Labriola – ¿Te viste motivado en personas reales para configurar la idiosincrasia de tus personajes?
Jorge Consiglio – Para armar personajes saco cosas de todos lados. Por supuesto que tomo rasgos que detecto en personas reales, pero los termino distorsionando. La fuerza del lenguaje altera todo, incluso el diseño de los personajes.
Gustavo Labriola – ¿Aunque en el plano personal e íntimo, has ensayado algún tipo de juicio de valor respecto al personaje Cardozo de Hospital Posadas?
Jorge Consiglio – Pienso que el personaje es un canalla. Y el modelo real en el que me basé para diseñarlo también era un canalla.
Gustavo Labriola – ¿Crees que tu incursión en la fantasía casi tornada en disparada que se da en Sodio te permite abordar la realidad desde otra perspectiva?
Jorge Consiglio – En Sodio me corro del realismo. Entro en un género que tiene alguna relación con lo fantástico. Me parece que el dispositivo que se pone en juego en la novela dispara nuevos sistemas causales y abre nuevos códigos simbólicos.
Gustavo Labriola – ¿Compartís con Borges la idea de “Somos los libros que nos han hecho mejores”?
Jorge Consiglio – Tengo toda la esperanza de que así sea, pero no estoy seguro. Uno piensa que alguien que lee es más humano, menos hipócrita, menos canalla, más solidario, pero la verdad es que no siempre es así. Hay miles de ejemplos de reputados intelectuales que son espantosas personas.
Gustavo Labriola – ¿Qué encontrás en la poesía que no te da la prosa?
Jorge Consiglio – Creo que en la poesía la connotación está más en primer plano. En la prosa, me parece, se tiende a olvidar que el lenguaje que se usa es connotativo. Uno se queda con un solo sentido como válido; en la poesía, en cambio, pervive más la polisemia. O, por lo menos, así es la percibe mucha gente.
Gustavo Labriola – ¿No hay nada nuevo bajo el sol, en la literatura?
Jorge Consiglio – Siempre, siempre, siempre hay algo para descubrir. La literatura no es solo una práctica, es una forma de vida. A través de ella se construye sentido, de modo tal que siempre habrá cosas nuevas para leer y material para ser narrado.
Obra
Indicio de lo otro (1986) – Poesía
Las frutas y los días (1992) – Poesía
Marrakesh (1998) – Cuentos
El bien (2003) – Novela
La velocidad de la tierra (2004) – Poesía
Intemperie (2006) – Poesía
Gramática de la sombra (2007) – Novela
El otro lado (2009) – Cuentos
Pequeñas intenciones (2011) – Novela
Hospital Posadas (2015) – Novela
Villa del Parque (2016) – Cuentos
Tres monedas (2018) – Novela
Plaza Sinclair (2018) – Poesía
Sodio (2021) – Novela
Premios y galardones:
Premio Opera Prima Nuevos Narradores (España) por “El bien” (2003)
Tercer Premio Municipal de Novela (Argentina – Buenos Aires) por “Gramática de la sombra” (2007)
Segundo Premio Municipal de Cuento (Argentina – Buenos Aires) por “El otro lado” (2009)
II Premio Nacional de Literatura en la categoría Novela (Argentina) por “Pequeñas intenciones” (2011)
Primer Premio Municipal de Novela (Argentina – Buenos Aires) por “Pequeñas intenciones” (2011)