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La reciente noticia de la concesión del Premio Princesa de Asturias de las Letras y la próxima aparición de su última novela, “La ciudad y sus muros inciertos”, han vuelto a poner de manifiesto la importancia y el valor que Haruki Murakami mantiene en la literatura contemporánea.

Murakami es considerado como el escritor japonés contemporáneo que es absolutamente compatible con la cultura occidental. Es hijo único. Su padre era sacerdote budista y tanto él como su madre ejercían como profesores de literatura japonesa, pero dice Murakami “sencillamente me derivé hacia la cultura occidental. (…) Ese era mi propio mundo, mi tierra de fantasía. Podía ir a San Petersburgo o West Hollywood si quería. Ese es el poder de la novela: podía ir a donde quisiera”. Esa influencia se ve con claridad en sus novelas y cuentos.


Como también ha sido traductor, ha reconocido la influencia de algunos escritores a los que ha traducido como Raymond Carver, F. Scott Fitzgerald o John Irving. En sus primeras lecturas se interesó por los autores rusos, entre ellos Tolstoi y Dostoievski, pero también por Franz Kafka, Kurt Vonnegut y Ross Mac Donald. Ha definido a “El gran Gatsby” de Scott Fizgerald  como su libro favorito y a “Un largo adiós” de Raymond Chandler como motivador en sus comienzos.

Incluso Truman Capote fue el inspirador del título de su primer libro, “Escucha la canción del viento”, pero además se ha acercado a la literatura sudamericana. En sus variadas incursiones con un realismo mágico y paralelo reconoce la influencia de Gabriel García Márquez y ha manifestado su admiración por Manuel Puig.

Murakami, por otra parte, es un amante del jazz, sobre todo el Miles Davis de los años ´50 y ´60. Durante algunos años fue dependiente en una casa de venta de discos y luego administró un bar que musicalizaba con ese género y al cual denominó Peter Cat, por el amor que tiene por los gatos, a los que ha homenajeado en sus libros “After dark” y “Kafka en la orilla”. Pero también el blues, el pop, la música clásica (ha publicado un libro acerca conversaciones sobre música con Seiji Ozawa, director de orquesta japonés, que fuera treinta años director de la Orquesta Sinfónica de Boston). Alude a intérpretes y temas de esos géneros en sus libros, exteriorizando sus predilecciones.

Tokio Blues

Por otra parte, expresó su admiración por los Beatles en el título original del libro que lo catapultó a Occidente. Conocido en español como “Tokio Blues”, “Norgewian Wood” alude a un tema del popular grupo inglés.


En “Tokio Blues” con una sintaxis y estructura narrativa muy occidental, realiza un análisis de las relaciones de pareja y de la femineidad en un sentido parecido al de Milan Kundera. Es una tragedia romántica, realista, donde adquiere protagonismo el pasado, la soledad y la infelicidad. En el inicio del libro, cuenta: “Yo entonces tenía treinta y siete años y me encontraba a bordo de un Boeing 747 (…) Tras completarse el aterrizaje, se apagaron las señales de “Prohibido fumar” y por los altavoces del techo empezó a sonar una música ambiental. Era una interpretación ramplona de Norgewian Wood de Los Beatles. La melodía me conmovió, como siempre. No. En realidad, me turbó; me produjo una emoción mucho más violenta que de costumbre”.

El libro fue publicado originalmente en 1987, y remite permanentemente a la década del ´60 cuando el protagonista, que transita entre dos amores, era un joven universitario. La prosa cautivante de Murakami al desnudar la melancolía del personaje interpela a los recuerdos adolescentes y juveniles y los descubrimientos que en esa etapa de la vida se producen.


Retornando Rodrigo Fresán en “El País” de España, reseña sobre esta obra y en particular sobre Murakami, “Advertencia: Murakami –al igual que los Beatles- produce adicción, provoca numerosos efectos secundarios y su modo de narrar tiene algo de hipnótico y opiáceo”.- Nada más acorde a la realidad.-

Drive my car

En sus libros se visualizan variaciones sobre un tema recurrente. Un hombre ha sido abandonado por su mujer y el recuerdo de los tiempos felices y la imposibilidad de conseguir el reencuentro lo sume en cuestionar su propia vida e involucrarse en situaciones y esferas paralelas o surrealistas. Ha dicho que cuenta con que la realidad y la sub-realidad coinciden. Utiliza a la noche como metáfora. Muchos de sus relatos son oníricos y metafísicos pero absolutamente creíbles. Por tal razón se lo vincula con el universo del director de cine David Lynch. Perder lo martiriza. Recomponer lo angustia. Buscar y recuperar lo obsesiona.

De todas maneras encuentra la libertad creativa en las horas que pasa corriendo. Maratonista cabal, ha participado de competencias en todo el mundo, incluso de una carrera de 100 kilómetros que le insumió casi 12 horas. Esa práctica le aporta optimismo y superar los desafíos que se propone lo impulsa a concebir historias.

Haruki Murakami es un candidato eterno y merecido para el Premio Nobel de Literatura. Algunos de sus libros han sido adaptados para el cine. Incluso la película “Drive my car” (2021) de Ryusuke Hamaguchi, cuyo guión está basado en un cuento del libro “Hombres sin mujeres”, obtuvo el Premio Óscar de la Academia. A propósito respecto a ese libro, el escritor Carlos Zanón ha dicho: «En “Hombres sin mujeres” (hay) seres humanos como islas bloqueadas no por secretos sino por silencios generados por el bloqueo de sentimientos salvajes, profundos, viscerales. Ni dolor ni amor: sólo pérdida, ausencia, a discreción de la bondad de los desconocidos”.

Haruki Murakami

Otros acercamientos de obras de Murakami al cine, fueron: “The second bakery attack” (2010) de Carlos Cuarón, “All god´s children can dance “ (2007) de Robert Logevall, “A girl, she is 100%” (1983) y “Attack on a bakery” (1982), ambos de Naoto Yamakawa, “Burning” (2018) de Lee Chang-Dong, “Tokio blues” (2010) de Tran Anh Hung, “Tony Takitami” (2014) de Jun Ichikawa, “Hawaki Bay” (2018) de Dashi Matsumaga y “Blind willow sleeping women” (2022) de Pierre Foldes.

El Princesa de Asturias se suma a los anteriores premios, el Franz Kafka en 2006 y el Hans Christian Andersen de Literatura en 2016, y no hace más que convalidar a un autor que en virtud de su trabajo creativo logra una prosa asequible, cercana y directa, rica en descripciones y diálogos, que atrae y cautiva y anticipa al lector que cada nuevo libro de Murakami en una promesa de disfrute sentimental y placer intelectual.