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Dueño de un estilo propio, identificado con un talento innegable para estilizar e integrar imágenes, especialista en un montaje que le permite conseguir encuadres integrales, Wong Kar-Wai es uno de los grandes directores de cine actuales.

Wong Kar-Wai nació en Shanghai en 1958. Emigró a Hong Kong con sus padres a muy temprana edad. Concurría con su madre al cine, porque al no conocer el idioma se le hacía difícil comunicarse con sus pares. El cine le llenó de imágenes. Estudió dirección y con la concreción de sus films se involucró en una generación de directores que en los años ochenta desarrollaron una serie de obras que revitalizó el cine hongkonés.

Se nota en sus films un cuidado extremo tanto del color con una fotografía que no escatima una saturación que no obstante es apropiada como en la música, y se transforman en elementos sustantivos de sus historias. Sus encuadres son admirables, con primeros planos tanto de personas como de objetos que configuran verdaderos hallazgos artísticos con valores intrínsecos en cada fotograma.

La sensibilidad que se desprende de cada una de sus realizaciones es derivada de la preocupación del director por no dejar nada librado al azar. Procura que el uso de la cámara en mano en momentos específicos sea una apreciación semántica mientras que en otros juega con imprimir mayor velocidad a la misma, logrando una integración que trasciende lo escenográfico y consiente revalorizar la mirada del director en función de lo que a partir de esos esquemas de montaje le permite a sus actores y actrices exteriorizar el interior de sus personajes.

Happy Together – Chun gwong cha sit 

En su filmografía se destacan tres films. “Happy together (Chun gwong cha sit)” (1997), realizado en gran parte en Argentina. Trata sobre un amor homosexual. La pareja busca restablecer infructuosamente una relación que se va deteriorando en el curso de un viaje a las cataratas de Iguazú. Tal periplo resulta inútil para su objetivo y se separan, quedando uno de ellos trabajando en un bar en Buenos Aires. Más tarde, se reencuentran y se van a vivir juntos en la Boca, sin que la pareja vuelva a funcionar. Es una historia de amores desencontrados y celos permanentes. Participó en este film su actor fetiche Tony Leung.

En su momento el director dijo que recurrió a ubicar su narración en Argentina por su admiración por el fútbol, en particular por Maradona y reconocía en los libros de Manuel Puig una inspiración para la forma de contar historias. Incluso especuló con denominar con “The Buenos Aires Affair” a su film.

“Con ánimo de amar (Faa yeung nin wua)” (2000) es interpretado por el actor recurrente de su cine Tony Leung y la propia esposa del director en el momento del estreno, Maggie Cheung. Es una historia de amor clandestino entre el señor Chow, redactor de un periódico y la señora Chan, secretaria de una empresa de exportaciones. Dos solitarios, en la década del 60, que se relacionan dado que alquilan departamentos contiguos. Están mucho tiempo recluidos en sus habitaciones por las actividades que desarrollan, mientras sus respectivas parejas trabajan. Al descubrir que éstas mantienen a su vez una relación, comienzan a relacionarse, inicialmente para contarse sus problemas e incluso consolarse con una contención hasta, diríamos, platónica. Luego se va configurando su propia relación amorosa.

Con ánimo de amar – Fa yeung nin wa

El film se desarrolla principalmente en interiores, en pequeñas habitaciones que le dan cobijo a una historia a la que los protagonistas le suman interacciones absolutamente comprometidas. Se suman a esa integración asociativa los dueños de esos departamentos que habitan en otros contiguos y conforman una acabada comunidad.

La utilización de planos delicados, trabajados y estilísticamente refinados configura un sortilegio adicional que Kar-Wai aprovecha adecuadamente. La ambientación de época (principios de los años 60) está trabajada al detalle. El tema musical que repetitivamente suena en gran parte de la película sostiene el romanticismo y completa una de las más grandes obras de arte de este siglo.

“2046” (2004) es otra propuesta del director que también transcurre en interiores. Un periodista se aloja en el cuarto cuyo número le da título al film, a reflexionar sobre su pasado y en éste, la relación que había mantenido con varias mujeres. Y aflora la memoria, que no necesariamente es la transcripción del pasado. En esa indagación mental está la voluntad de hacer permanentes las personas, las atmósferas y los contenidos que el autor alinea como importantes en su vida. También aparecen las reflexiones ucrónicas respecto a que hubiera sido su vida si se hubieran dado las circunstancias vivenciales de otra manera. Mientras tanto, escribe una novela de ciencia ficción. Kar-Wai incorpora alusiones a su película anterior.

“2046” (2004)

Es, como en la mayoría de sus realizaciones, un hombre (interpretado nuevamente por Tony Leung) en soledad evidenciando su dificultad para amar y ser amado. Preocupado también por el tiempo, un tiempo que el director procura dominar pero que el protagonista lo siente como ajeno e indócil, como un enemigo invisible pero poderoso. Mantiene una mirada melancólica que le hace decir a uno de los personajes “todos los recuerdos son huellas de lágrimas”.

Los elementos estéticos vuelven a ser relevantes. Así la policromía con la delicada saturación, la escrupulosidad del vestuario, las ambientaciones y la elección de los encuadres privilegiando los fuera de campo delinean el sello personal que identifica al director. Hay escenas notables donde los detalles (el humo ascendente de un cigarrillo, la luz que proyecta una lámpara, las pantorrillas de una mujer, un picaporte) son maravillas artísticas.

Estas tres películas son de lo mejor de Wong Kai-War, este esteta del cine, amante del minimalismo y del detalle. Su aporte al cine es potenciar esas virtudes y obtener notables films.