El cine norteamericano ha trascendido por las películas generalmente realizadas por los grandes estudios, con superproducciones efectistas, despliegue de producción, enormes gastos de difusión, actores y actrices promocionados sistemática y repetidamente y con enorme dosis de ideología enfocada en transmitir un estilo de vida y definiciones geopolíticas.
Pero, hay otro cine norteamericano. Que responde a otros intereses artísticos, sociales y políticos. Es generado a partir de directores que asumen su papel de autores. Si bien a veces, al adquirir renombre, comparten la difusión de los estudios, mantienen su nivel de independencia creativa. O directamente, actúan, generan y difunden en forma absolutamente independiente.
Es, justamente, el que se conoce como cine independiente norteamericano o indie, que como corriente se puede enunciar vinculado con la nouvelle vague francesa. Se puede datar a la corriente a partir del cine de John Cassavetes, y su película, Shadows (1958) y su temática de relaciones interraciales y conflictos de parejas y sociales.
Son películas que desafían la edulcorada vida reflejada por las películas de Hollywood y evidencian los dramas generados a partir de las consecuencias de la segunda guerra, la inmigración, la discriminación racial y social, la incidencia de las drogas, el drama de la prostitución, la homosexualidad y la desorientación de los jóvenes ante la falta de destino.
Los directores mantienen el control final de las películas. Son films de bajo presupuesto, las formas de financiamiento van desde un esquema cooperativo hasta aportes de entusiastas espectadores. Cuentan con la actuación de actores y actrices que aún no tienen celebridad y los asistentes y técnicos son los mínimos indispensables.
Muchos directores han desarrollado su carrera con estos parámetros. Además de Cassavetes, se puede referenciar a Robert Altman, Sidney Lumet, Arthur Penn o Dennis Hopper. Otros, han comenzado con películas con las características vistas y luego, sin perder de vista la temática y mirada artística e ideológica de la corriente pudieron realizar películas de mayor presupuesto, como Martin Scorsese, Brian de Palma, David Lynch y los Hermanos Coen, entre otros.
Uno de los directores que han incursionado en esta corriente es Jim Jarmusch. Nació el 22 de enero de 1953 en la ciudad de Akron, condado de Summit, en el estado de Ohio en el Centro Medio Oeste de los Estados Unidos, en el seno de una familia de clase media. Su apellido es de origen checo y su madre tiene ascendencia irlandesa y alemana.
La ciudad de Akron creció, inicialmente, en función de la industria de los derivados del caucho y por derivación, los neumáticos. El padre de Jarmusch era un directivo de la B.F. Goodrich Company. La madre era crítica de cine y teatro para un periódico local y con ella Jarmusch concurría periódicamente a ver cine.
La cotidianeidad de las funciones y la lectura le acercaron a Jarmusch un universo creativo que lo impulsó a formarse en literatura inglesa y norteamericana en la Universidad de Columbia con la intención de escribir poesía. Luego recaló en París por un programa de intercambio y la concurrencia a las funciones de la cinemateca francesa lo acercó al cine de directores europeos y japoneses.
Al volver a Estados Unidos estudia en la Graduate Film School de la Universidad de Nueva York. Es asistente del director Nicholas Ray. El proyecto final de su estudio terminó siendo su primera película, “Permanent vacation” (1980), en la cual comenzó su relación con Tom DiCillio, que luego participó en otras de sus películas como director de fotografía.
Jim Jarmusch ha conformado una filmografía heterodoxa. Ha incursionado en varios géneros, imprimiendo su sello personal. Le ha dado una importancia central a la música, de forma tal que en algunas de sus películas hay músicos en papeles protagónicos y la colaboración con un grupo de artistas en una integración transversal en sus películas.
Los personajes de sus películas son, en general, solitarios, impasibles, misántropos, de una humanidad traslúcida. Su narrativa es concisa, precisa y combina un humor afinado con una disimulada profundidad conceptual en la superficialidad de sus historias mínimas.
Un escueto resumen de su filmografía no puede dejar de considerar “Extraños en el paraíso” (1984), la historia de un húngaro residente en Nueva York, su prima que llega de Budapest y su amigo Eddie, en varios momentos de su vida. Le permitió a Jarmusch ganar el premio Cámara de Oro en Cannes, el Leopardo de Oro en Locarno y el Premio Especial del Jurado en Sundance.
Su siguiente película, “Bajo el paso de la ley” (1986) parece una película de fuga de presos, pero no se queda en la anécdota de la fuga en sí, sino aborda a la idiosincrasia de los fugados. El blanco y negro, habitual en la filmografía de Jarmusch no hace más que acentuar los relieves de una lograda realización. Jarmusch se ha empeñado en sumar a cantantes en papeles relevantes. Así, en esta ocasión Tom Waits protagoniza la película conjuntamente con el músico John Lurie y el actor italiano Roberto Benigni.
Una serie de cortos, de 1986, 1989 y 1993 que luego conforman una película, “Café y cigarrillos” (2003) aluden a Brooklyn y a dos costumbres que mantuvo durante muchos años Jarmusch. En la película, once historias involucran a personajes que se reúnen a fumar y tomar café, con personalidades, según Paul Auster, de dos tipos “una lacónica, retraída y triste, y otra alegre, cafeinada y explosiva”. Actúan Roberto Benigni, Steve Buscemi, Alfred Molina, Steve Coogan, Bill Murray conjuntamente con músicos como Tom Waits, Jack y Meg White e Iggy Pop.
En 1991, Jarmusch hace una película, “Una noche en la tierra”, también coral, de cinco historias en ciudades alrededor del mundo (Los Angeles, Nueva York, Paris, Roma y Helsinki) con un taxi como escenario central en cada una de esas localidades. Con una notable maestría, en un guión que –confesó- lo redactó en una semana, conjuga humor negro, ironía, sarcasmo y realismo en fragmentos de vida a bordo de esos taxis, con seres sensibles y diálogos muy humanos, no dejando de manifestar “la grasa de las capitales”. Hay actuaciones notables de Winona Ryder, Gena Rowlands, Roberto Benigni, nuevamente, Armin Mueller-Stahl y guiños a los hermanos Kaurismaki, que convierten a esta película en un disfrute constante.
“Dead man” (1995) es otra película en la que utiliza con notable acierto el blanco y negro. Transcurre en el oeste norteamericano en el siglo XIX. Jarmusch se involucra con la temática de los habitantes originales de América del Norte. Johnny Depp protagoniza este film. Es un empleado contable que encarcelado por un asesinato escapa y en su huida es auxiliado por un nativo americano.
Bill Murray protagoniza otra gran película de Jarmusch, “Flores rotas” (2005). Un soltero maduro abandonado por su última pareja, recibe una misteriosa carta de una antigua novia que le cuenta que el hijo de diecinueve años que tuvo con él (y él desconocía) podría estar buscándolo. Don, el protagonista procura, entonces, contactarse con cuatro antiguos amores a fin de encontrar a la madre de su hijo. En ese recorrido se enfrenta con un pasado que no ha podido superar. Sus ex parejas son nada menos que Sharon Stone, Jessica Lange, Tilda Swinton, Frances Conroy y Julie Delpy. La película obtuvo el Gran Premio del Jurado en Cannes y contiene una extraordinaria banda sonora.
En “Paterson” (2016), Jarmusch logra conmover con la historia de un chofer de ómnibus interesado por la poesía y envuelto en una vida anodina en una ciudad del condado de Passaic, en Nueva Jersey, llamado Paterson, como se apellida el protagonista, interpretado por Adam Driver, ganador de varios premios por su actuación por los críticos de Los Ángeles, el Festival de Toronto y el Sant Jordi. Es una oda a la vida común. Jarmusch ha dicho “la belleza se encuentra en las pequeñas cosas, no todo en la vida es dramático, es celebrar los detalles”, y de eso va esta película. Referido a la poesía, muy presente en esta película, dijo “lo interesante de los poetas es que no lo hacen por dinero (…) Apollinaire, Kafka o Robert Walser tenían otros trabajos para poder escribir”. Expresa su simpatía por Frank O´Hara y Kenneth Koch, poetas de la, conocida como la Escuela de Nueva York.
La Escuela de Nueva York fue un grupo de poetas nacidos en Estados Unidos de América a partir de la década del ´20 del siglo pasado. Tuvieron su expresión más acabada en las décadas del ´40 y ´50 y se relacionaron con el expresionismo abstracto y las pinturas de Jackson Pollock y Williem de Kooning. Su referente era Walt Whitman.
Las películas enunciadas son algunas de la enorme carrera artística de Jarmusch. Cualquiera de ellas podría estar incluida en las más representativas del cine independiente norteamericano. Realizó otras, “Mistery train” (1989), nuevamente una historia coral ambientada en Memphis; “El camino del samurái” (1999), sobre un sicario de la mafia americana; “Los límites del control” (2009), título tomado de un texto de William Burroughs, la historia de un asesino deambulando por España, en busca de las instrucciones de la próxima acción delictiva; la historia de amantes vampiros en “Solo los amantes sobreviven” (2012); la película de zombies “Los muertos no mueren” (2019) (referenciada en “Flores de otoño” de su amigo Aki Kaurismäki) y se está esperando el estreno de su más reciente film “Father, mother, sister, brother” (2024).
Jarmusch es un director ecléctico, heterogéneo y audaz. Ha escogido como referentes a Wim Wenders y Yasujiro Ozu, y ha homenajeado a David Lynch afirmando que la tercera temporada de “Twin Peaks” es la mejor película de la última década. Es austero para contar, pero eficaz para reflejar el interior de sus personajes. Narra tanto drama, como comedia, western, policial o el género fantástico. Fotografía según su opción pictórica el blanco y negro como el color. Sus personajes principales, generalmente masculinos, son simpáticos, en parte ermitaños y perdedores.
Le gusta contar con un grupo de actores y actrices con los que habitualmente construye sus películas. Y en ellos pueden estar desde Bill Murray, Roberto Benigni, Adam Driver, Tilda Swinton como también músicos como Iggy Pop, Tom Waits, John Lurie. Por otra parte, ha realizado numerosos videos para Talking Heads, Tom Waits, Neil Young, The Raccounters, The Stooges y Cat Power.
A propósito de la música, ésta es un elemento sustancial en el cine de Jarmusch, todo lo invade y todo lo rige. Incluso, en un reportaje para el diario El País de España, el director dice que lo primero en lo que piensa antes de escribir el argumento de sus películas es en la música que formará parte de ellas, algunos temas, de su autoría. No falta el blues, el jazz, el punk en sus films.
El cine de Jarmusch desarrolla espacios de profunda reflexión con historias de vida cotidiana y diálogos absolutamente creíbles, lo que torna a sus realizaciones universales. Jarmusch es un director imprescindible, contemporáneo, singular y profundamente creativo.