Cuando Milan Kundera falleció el 11 de julio de 2023, se había reencontrado con sus raíces, había recuperado su nacionalidad y su biblioteca personal de más de 3000 ejemplares formaba parte de la nueva biblioteca de Brno, la segunda ciudad en cantidad de habitantes y capital judicial de República Checa (Checoslovaquia, cuando Kundera nació en 1929) su ciudad natal. Además en esa biblioteca se preservan ediciones de sus libros publicados en más de cuarenta idiomas, artículos escritos por Kundera, textos y críticas sobre sus libros, recortes de periódicos, fotografías personales y dibujos realizados por el escritor.
Kundera provenía de una familia con una gran impronta cultural. Su padre, Ludvík era un célebre pianista que había sido discípulo del célebre Leos Janácek.
Kundera debió exiliarse en Francia en 1975 y adoptar la nacionalidad de este país, al retirarle el gobierno de su país la propia. En 1967 había publicado “La broma”, una sátira sobre el comunismo implantado en Checoslovaquia, y según algunos especialistas en su obra, en parte basada en incidentes reales de su vida. Un joven es expulsado del Partido Comunista y de la Universidad por una broma redactada en una carta aludiendo a Trotski y utilizando términos como “El optimismo es el opio del pueblo”, inocentemente enviada a una compañera lo que es interpretado como un ataque al Estado Checoslovaco. La reacción del gobierno dejó en claro la intolerancia ante el humor, dado que a partir de ese libro, Kundera pierde su cátedra del Instituto de Estudios Cinematográficos de Praga; es prohibido y debe sobrevivir como pianista de jazz.
Cuando se radica en Paris, había publicado también, “La vida está en otra parte”, galardonada en el año 1973 con el Premio Médicis a autor extranjero, en Francia, y “La despedida”, que en 1978 obtuvo el Premio Mondello al mejor libro publicado en Italia, pero fue en 1984 cuando dio a conocer “La insoportable levedad del ser” el momento en que se convirtió en uno de los autores más reconocidos del siglo y permanente candidato al esquivo Premio Nobel.
“La insoportable levedad del ser” es una novela que transita la política de su país. Los personajes elucubran reflexiones filosóficas sobre la vida, el amor y la libertad. La trama comienza en 1968, cuando los tanques soviéticos avanzan sobre Praga abortando los impulsos de libertad. en lo que fue conocido como la Primavera de Praga.
Tomás, su protagonista principal, es un cirujano disidente que regresa a su país, pero es obligado a cumplir tareas menores para su condición, como limpiar ventanas. Se involucra sentimentalmente con algunas mujeres, tratando de alcanzar la esquiva felicidad sin aparecer afectado por el entorno político e histórico, ni por el compromiso con las personas que lo rodean. Es un relato no exento de erotismo y plagado de frases ingeniosas, como “La nostalgia es el sufrimiento de pensar que podrías haber sido feliz” o “El hombre nunca puede saber qué debe querer, porque vive sólo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni enmendarla en sus vidas posteriores”.
Propone un tema propio de su generación: la tensión entre lo individual y lo colectivo, En el inicio del libro el autor esboza un pequeño ensayo sobre Friedrich Nietzsche y su interpretación del eterno retorno. “Si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, estamos clavados a la eternidad como Jesucristo a la cruz. La imagen es terrible. En el mundo del eterno retorno descansa sobre cada gesto el peso de una insoportable responsabilidad. Ese es el motivo por el cual Nietzsche llamó a la idea del eterno retorno la carga más pesada. Pero si el eterno retorno es la carga más pesada, entonces nuestras vidas pueden aparecer, sobre ese telón de fondo, en toda su maravillosa levedad.
Tomás se enfrenta a dudas existenciales, como, debatirse entre las responsabilidades y el compartir que te ata a la tierra, o la ligereza de las relaciones fugaces que te hace flotar en una placentera ausencia de responsabilidades. Discurre en un debate central de la sociedad europea de su tiempo, sin esbozar ni conseguir respuesta propia, ¿Qué es lo más importante, la levedad o el peso? ¿El disfrute ensimismado o la responsabilidad?
A partir de su publicación en Francia de “La insoportable levedad del ser”, la novela se convirtió en una novela de gran repercusión, lo consagró internacionalmente a Kundera y forjó su importancia central en la novelística del siglo XX. Su impacto generó que tan solo cuatro años después de su publicación fuera llevada al cine. La película fue dirigida por Philip Kaufman, con un guión suscrito por Jean-Claude Carrière y el propio director. Se filmó en su mayor parte en la ciudad francesa de Lyon, por su semejanza con Praga; contó con la interpretación de Daniel Day-Lewis, Juliette Binoche, Lena Olin y el actor de varios films de Ingmar Bergman, Erland Josephson. Por otra parte, en 1969, Jaromil Jires había llevado “La broma” a la pantalla grande.
En “El libro de los amores ridículos”, Kundera, mediante una serie de relatos, narra los intercambios amorosos de una serie de personajes en Praga. Utiliza el humor para reflexionar sobre las contradicciones a las que somete el amor, la amistad y el sexo. “La pareja que hemos logrado, la persona a la que le importamos y que nos ama, es nuestro espejo, la medida de lo que somos y lo que significamos”, dice en un fragmento del libro.
“La inmortalidad” es una profunda reflexión sobre la fama, la identidad y el sentido de la vida que se acrecienta ante la inminencia de la muerte. “La ignorancia”, que optó por publicar en España antes que en Francia, dado que suponía que por la dolorosa experiencia del exilio de los republicanos, entenderían mejor que nadie lo que le sucede a los dos checos, protagonistas de la historia, que regresan del exilio y hablan el mismo idioma que los que se quedaron pero ya no se entienden porque todo ha cambiado mientras estaban afuera. Con “El telón: ensayo en siete partes”, ensayo sobre la novela se acerca a Cervantes, de quien se declara admirador, a Henry Fielding y Laurence Sterne. También en otros escritos, reconoce y valora a Franz Kafka, Martin Heidegger, Denis Diderot y el polaco Witold Gombrowicz, que vivió varios años en Argentina.
Kundera ha dicho que la circunstancia de vivir en dos países le ha permitido entender el mundo desde varios puntos de vista. Los acontecimientos que sucedieron en Praga, son descriptos desde la perspectiva de un occidental y lo que ocurre en Francia es analizado desde la óptica de un checo. Es el encuentro de dos mundos. Fue un autor de cuyo pensamiento y posiciones se conocen básicamente por sus libros; parco, huraño y esquivo de la vida social, ya que ha dado pocos reportajes, incluso el último fue en 1985.
En sus obras se alternan las historias sentimentales con digresiones metaliterarias que acrecientan el objetivo de los personajes en el marco de las circunstancias históricas que viven y aún más, con la condición humana en general. Reinvindica el valor filosófico y existencial de la novela. Ha incursionado en temas universales ajustándolos a la realidad del Occidente en el siglo XX.
Recibió varios premios importantes, el Europa de Literatura en 1982, uno año antes el Commonwealth Award, en Estados Unidos, el Jerusalén en 1985, el Austríaco de Literatura Europea en 1987, el Herder en 2000, el Nacional de Literatura Checa en 2007, el Franz Kafka en reconocimiento a su trayectoria literaria, en 2020 y Javier Marías, en el año 2010, lo transformó en el “Duque de Amarcord” (por la admiración que Kundera le tenía a Fellini) en el ficticio Reino de Redonda. El cine era una de las pasiones de Kundera, había sido profesor de Historia del Cine en la academia de Música y Arte Dramático y en el Instituito de Estudios Cinematográficos de Praga.
El fallecimiento de Kundera cierra el círculo virtuoso de los grandes novelistas políticos del siglo XX. La ironía y el humor negro, la indagación existencial, la observación del comportamiento social, la vida como sucesión de descubrimientos y eliminación de lo superficial, el sexo como instrumento de relación, la memoria individual y colectiva, la identidad, el exilio y la filosofía conforman la novelística de Kundera. A propósito, ha dicho, “La sabiduría de la vida consiste en eliminar lo que no es esencial”.